sábado, 11 de abril de 2015

San Quintín: ¡La Lucha Sigue! (2)... Baja California o “Baja” como les gusta a los gringos.

Juarez firmo el tratado Mclane-Ocampo para que apoyaran su gobierno.

Todo se remonta a la época del Benemérito de las Américas, cuando el  icono de la masonería “nacionalista” concesionó al gobierno de los Estados Unidos parte de la Baja California, para establecer en ellas colonias donde estas constituirían su propias instituciones y formas de organización social, al margen del gobierno mexicano y por encima de las comunidades indígenas establecidas en la zona como legítimos posesionarios del territorio Cochimí- Guaycura.

La Lower California Company sería una de las muchas beneficiarias que en lo sucesivo vendrían a obtener la posesión efectiva y el control del territorio baja californiano.

Lo que establecería Benito Juárez como territorios sujetos a la enajenación, se fijaría como un plan inmanente al sistema político económico que perdura hasta la fecha.

Miles de atropellos han sucedido en relación con la tierra, el propio Porfirio Díaz otorgó a uno de sus compadres Guillermo Andrade la totalidad del valle de Mexicali, el cual la ofrecería a empresas norteamericanas ligadas a la burguesía de californiana.

Se sabe que la incursión de Magonistas en la Baja California se encontraba infiltrada por agentes que pretendían la venta y compara de la península por parte de los Estados unidos.

Lazaro Cárdenas durante reparto de tierras en Baja California.
Incluso el propio Lázaro Cárdenas no resistió la tentación de obtener grandes territorios para preservar el clientelismo obrero campesino en el sur de México, para lo cual asesino a miles de personas nativas, desapareciendo con ello tribus enteras, y dejando estas tierras en manos de individuos que engrosaban las filas de organizaciones clientelares.

La Baja como gustan llamarla los gringos, es uno de los paraísos donde jóvenes y viejos norteamericano gustan pasear. Poco a poco el capital extranjero a ganado peso en las decisiones políticas y económicas de la región.

Se sabe que en Baja California el 90% de las playas se encuentran concesionadas a extranjeros, el 8 % de la superficie total de la península se encuentra en manos de las empresas mineras y con la reforma energética las elites empresariales ya se lamen los bigotes ante la posibilidad de realizar excavaciones para el fracking.

De igual modo las condiciones laborales y de precarización social son más que evidentes, en un estado donde la maquiladora y los campos agrícolas son las principales fuentes de empleo, por supuesto, con salarios que rayan en la miseria.

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