miércoles, 17 de diciembre de 2014

Fuera Peña Nieto y Que se Vayan Todos! ¿Y luego qué?


 "El Estado es una condición,

una cierta relación entre seres humanos,
una forma de comportamiento humano;
que destruimos estableciendo otras relaciones,
 comportándonos de manera diferente,
con uno y con el otro”

 Gustav Landauer.


El actual régimen es insalvable, la situación política, económica y social que hoy vivimos lejos de aligerarse tenderá a la agudización. En resumen, la democracia ha fracasado, en su lugar los gobiernos lejos de buscar el bienestar de todos consolidan el despojo; la represión; el enriquecimiento de pequeñas minorías: el empobrecimiento de los más; el control de la información por monopolios informáticos; el deterioro ambiental; los asesinatos; el tráfico de drogas; las desapariciones forzadas, los feminicidios; los robos; etc.

En este contexto el estado de derecho es inexistente, solo sirve de discurso para encubrir las canalladas del poder. Lo que realmente tenemos en México es un estado policiaco y extremadamente militarizado; donde gran parte del presupuesto se utiliza para equipar y armar unos cuerpos de seguridad que constituyen la columna vertebral del crimen organizado y la represión a la disidencia.

A raíz de esto, millones nos hemos lanzado a la lucha, hoy por todo el país se ha prendido la llama de la rebelión contra las instituciones y el gobierno, y por todos lados se escucha el grito de ¡Fuera Peña Nieto! y ¡Que se Vayan Todos!

Pero de lograr la caída del régimen ¿luego qué?, ¿volveremos a dejar todo en manos de unos cuantos?, en lugar de Peña ¿dejaremos que otro partido político, otro político más nos gobierne?

Podemos decir que el famoso “ya me canse” ha pasado a ser una crítica de nuestra vida como simples espectadores. Ya que mientras los días se consumen en el trabajo o en los libros, en el estrés de vivir sin un sustento estable, o en el aburrimiento de una sociedad plastificada y mercantilizada; otros sea han apoderado del control sobre la vida de las mayorías y regatean los recursos para vivirla con calidad, manteniéndonos simplemente como el burrito de la zanahoria que hace trabajar este sistema.

Coincidiremos en la opinión de que todos los partidos políticos han fallado, y que por ello la vía electoral esta cancelada. Estaremos de acuerdo de que estos solo son una de las muchas formas en que los de arriba viven a costa de las mayorías y en que, generalmente, utilizando pequeñas minorías de electores que compran con migajas, estos siempre se ponen de acuerdo para que ganen los mismos.

La pregunta del millón -en estos momentos que se ocupan de grandes cambios- sería, donde están los grandes jefes sindicales; donde están los grandes líderes sociales; donde están los López Obrador; donde están los partidos de la llamada izquierda “revolucionaria” y “democrática”; donde los MORENA, PT y Movimiento Ciudadano; donde están las masas que dicen mover esos líderes de colonia afiliados a los programas sociales y los partidos; donde están los estudiantes universitarios “progres” que salieron a manifestarse por cientos los primeros días de desaparecidos los compañeros normalistas.

Lo más probable es que estén esperando las elecciones, esperando las despensas, esperando hacer las negociaciones pertinentes que les permitan seguir enchufados del sistema político o en espera del próximo tema de moda en la protesta (trend topic). O simplemente muchos de ellos desilusionados porque el descontento no se ajustó a los límites de las flores y las instituciones salieron despavoridos ante la audacia de los manifestantes mal portados. Es que si ellos querían controlarnos o quieren ser la próxima clase dirigente también se tienen que ir, no les necesitamos.

Curiosamente todos estos partidos y personalidades que se creen jefes por obra de su verborrea, siempre nos recomendarán esperar, siempre dirán que no realicemos lo que ellos consideran acciones desesperadas. Ellos dominan el escenario político y la tribuna, negocian a espaldas del movimiento y es por eso que ese no es nuestro terreno.

Por el contrario, nuestra apuesta es construir un movimiento desde abajo basado en la acción directa contundente, que significa que todos contribuiremos de manera activa y directa en la protesta; y en la desobediencia civil irrespetuosa como modo de impulsar la propia actividad y la iniciativa de todos y cada uno. Nuestra lucha no es por el pueblo, sino con el pueblo, porque somos los de abajo y en nosotr@s está impregnado el espíritu libertario de nuestra gente.

De que nos serviría construir más caudillos, de que nos serviría tener nuestros jefes políticos, eso solo hablaría de la falta de capacidad política para afrontar el conflicto social que vivimos. En este sentido de no constituir un movimiento desde abajo con conciencia de causa y de la actividad que realiza, solo estaríamos dando pie a que a que un nuevo gobierno desde arriba se imponga.

Lo que verdaderamente ocupamos es empezar hacernos cargo de nuestros propios asuntos de lo que nos compete como comunidad, auto organizarnos para volver a tener el control sobre nuestras vidas y sobre los recursos de nuestra localidad, para que los “muchos” sean los que manden y no unos cuantos que entregados a la corrupción vean por sus propios intereses y no por el bienestar común.

Si queremos autogobernarnos la apuesta debe ser entonces saber cuáles son nuestros intereses y necesidades comunes para organizarnos desde acá abajo. Es necesario extender y generalizar la lucha por justicia a los compas de Ayotzinapa y a todos los desparecidos, pero también para que no aumenten las tarifas del camión, para que empresas como SuKarne o la CFE dejen de contaminar y de despojar a los colonos y ejidatarios y, en fin para construir la comunidad que queremos para nosotr@s.


Hoy que la rabia y el descontento proliferan es el momento de organizarnos solidariamente en las escuelas, en los centros de trabajo, en las zonas comunes como barrios o fraccionamientos, con los amigos, con los familiares, en fin con quienes compartimos intereses comunes. En todos estos lugares, debemos crear las brigadas de información necesarias para articular las luchas y las resistencias, debemos crear los comités de lucha que permitan que todos aquellos que comparten nuestro sentir rebelde se solidaricen en la acción y para que sepan que hay otros que como ellos quieren vivir su vida con dignidad.

El movimiento por Ayotzinapa y para que renuncien los gobernantes es muy amplio, es hora de tener un arraigo de base y articular el movimiento desde abajo para que cuando echemos al gobierno, a los políticos y a las instituciones antidemocráticas y corruptas podamos sustituirles con nuestras propias formas de organizarnos lejos de la política electorera y corrupta, lejos de la izquierda y la derecha, porque más allá de las ideologías somos los de abajo y vamos por los de arriba.

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