"El Estado es una
condición,
una cierta relación
entre seres humanos,
una forma de
comportamiento humano;
que destruimos
estableciendo otras relaciones,
comportándonos de manera diferente,
con uno y con el
otro”
Gustav
Landauer.
El
actual régimen es insalvable, la situación política, económica y social que hoy
vivimos lejos de aligerarse tenderá a la agudización. En resumen, la democracia
ha fracasado, en su lugar los gobiernos lejos de buscar el bienestar de todos
consolidan el despojo; la represión; el enriquecimiento de pequeñas minorías: el
empobrecimiento de los más; el control de la información por monopolios
informáticos; el deterioro ambiental; los asesinatos; el tráfico de drogas; las
desapariciones forzadas, los feminicidios; los robos; etc.
En
este contexto el estado de derecho es inexistente, solo sirve de discurso para
encubrir las canalladas del poder. Lo que realmente tenemos en México es un estado
policiaco y extremadamente militarizado; donde gran parte del presupuesto se
utiliza para equipar y armar unos cuerpos de seguridad que constituyen la
columna vertebral del crimen organizado y la represión a la disidencia.
A
raíz de esto, millones nos hemos lanzado a la lucha, hoy por todo el país se ha
prendido la llama de la rebelión contra las instituciones y el gobierno, y por
todos lados se escucha el grito de ¡Fuera Peña Nieto! y ¡Que se Vayan Todos!
Pero
de lograr la caída del régimen ¿luego qué?, ¿volveremos a dejar todo en manos
de unos cuantos?, en lugar de Peña ¿dejaremos que otro partido político, otro
político más nos gobierne?
Podemos
decir que el famoso “ya me canse” ha pasado a ser una crítica de nuestra vida
como simples espectadores. Ya que mientras los días se consumen en el trabajo o
en los libros, en el estrés de vivir sin un sustento estable, o en el
aburrimiento de una sociedad plastificada y mercantilizada; otros sea han
apoderado del control sobre la vida de las mayorías y regatean los recursos
para vivirla con calidad, manteniéndonos simplemente como el burrito de la
zanahoria que hace trabajar este sistema.
Coincidiremos
en la opinión de que todos los partidos políticos han fallado, y que por ello
la vía electoral esta cancelada. Estaremos de acuerdo de que estos solo son una
de las muchas formas en que los de arriba viven a costa de las mayorías y en
que, generalmente, utilizando pequeñas minorías de electores que compran con
migajas, estos siempre se ponen de acuerdo para que ganen los mismos.
La
pregunta del millón -en estos momentos que se ocupan de grandes cambios- sería,
donde están los grandes jefes sindicales; donde están los grandes líderes
sociales; donde están los López Obrador; donde están los partidos de la llamada
izquierda “revolucionaria” y “democrática”; donde los MORENA, PT y Movimiento Ciudadano;
donde están las masas que dicen mover esos líderes de colonia afiliados a los
programas sociales y los partidos; donde están los estudiantes universitarios “progres”
que salieron a manifestarse por cientos los primeros días de desaparecidos los
compañeros normalistas.
Lo
más probable es que estén esperando las elecciones, esperando las despensas,
esperando hacer las negociaciones pertinentes que les permitan seguir
enchufados del sistema político o en espera del próximo tema de moda en la
protesta (trend topic). O simplemente muchos de ellos desilusionados porque el
descontento no se ajustó a los límites de las flores y las instituciones
salieron despavoridos ante la audacia de los manifestantes mal portados. Es que
si ellos querían controlarnos o quieren ser la próxima clase dirigente también
se tienen que ir, no les necesitamos.
Curiosamente
todos estos partidos y personalidades que se creen jefes por obra de su
verborrea, siempre nos recomendarán esperar, siempre dirán que no realicemos lo
que ellos consideran acciones desesperadas. Ellos dominan el escenario político
y la tribuna, negocian a espaldas del movimiento y es por eso que ese no es
nuestro terreno.

De
que nos serviría construir más caudillos, de que nos serviría tener nuestros
jefes políticos, eso solo hablaría de la falta de capacidad política para
afrontar el conflicto social que vivimos. En este sentido de no constituir un
movimiento desde abajo con conciencia de causa y de la actividad que realiza,
solo estaríamos dando pie a que a que un nuevo gobierno desde arriba se imponga.
Lo
que verdaderamente ocupamos es empezar hacernos cargo de nuestros propios
asuntos de lo que nos compete como comunidad, auto organizarnos para volver a
tener el control sobre nuestras vidas y sobre los recursos de nuestra
localidad, para que los “muchos” sean los que manden y no unos cuantos que
entregados a la corrupción vean por sus propios intereses y no por el bienestar
común.
Si
queremos autogobernarnos la apuesta debe ser entonces saber cuáles son nuestros
intereses y necesidades comunes para organizarnos desde acá abajo. Es necesario
extender y generalizar la lucha por justicia a los compas de Ayotzinapa y a
todos los desparecidos, pero también para que no aumenten las tarifas del
camión, para que empresas como SuKarne o la CFE dejen de contaminar y de
despojar a los colonos y ejidatarios y, en fin para construir la comunidad que
queremos para nosotr@s.
El
movimiento por Ayotzinapa y para que renuncien los gobernantes es muy amplio,
es hora de tener un arraigo de base y articular el movimiento desde abajo para
que cuando echemos al gobierno, a los políticos y a las instituciones
antidemocráticas y corruptas podamos sustituirles con nuestras propias formas
de organizarnos lejos de la política electorera y corrupta, lejos de la
izquierda y la derecha, porque más allá de las ideologías somos los de abajo y
vamos por los de arriba.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario