miércoles, 11 de junio de 2014

-Por la Tierra y Con la Tierra-

Promovemos una cultura permanente de preservación de la tierra, auto-abastecimiento, obtención y optimización de energías, y la búsqueda constante de distintas experiencias propias y de los pueblos que de manera histórica, equilibrada y respetuosa han formulado para cubrir sus necesidades, incluso dentro de hábitats urbanos. Creemos que la “permacultura” es uno de los cimientos del autogobierno y autogestión, así como del fortalecimiento de nuestras autonomías y de la creación de relaciones de apoyo mutuo. 

Resistiendo y Existiendo Jamas Moriremos.

Hemos adoptado el Pañuelo Rojo como símbolo de apoyo y solidaridad con las distintas luchas en nuestro país; así mismo, levantamos el machete como símbolo del trabajo y la conexión con la tierra, lo levantamos por la tradición indómita, rebelde y salvaje; por nuestra historia de más de cinco siglos de resistencia contra la injusticia. 

Para Todxs la Lucha, Para Todxs todo.

Reconocemos la necesidad de caminar preguntando, de reconocer al(a) otrx como un actor principal en la  construcción de un mundo nuevo y un país de todxs y para todxs; de respetar las formas, los modos y los tiempos de lucha de cada quien. Por lo mismo, privilegiamos el dialogo y la acción como medio para unir las fuerzas que luchan en esta tarea, promoviendo y participando en la transformación y la emancipación real, política, económica, social y cultural. 

Tonantzin Coatlicue -Nuestra Venerada Madrecita Tierra, la de Falda de Serpientes-

Estamos con la tierra y por la tierra, por el despertar de la consciencia colectiva libre de toda explotación de la mujer, el hombre y la naturaleza.  Reconocemos que la tierra, don natural para todos y todas no debe ser propiedad de nadie. Pero que sus frutos, en tanto que productos del trabajo de mujeres y hombres, sólo deben corresponder a los que la cultivan con sus manos.

lunes, 9 de junio de 2014

SOBRE LA VIOLENCIA

Es necesario hacer un balance de nuestra posición como anarquistas con respecto a la violencia. De ninguna manera pretendo realizar una apología sobre su práctica, puesto que sin fundamentos resulta carente de efectividad y hasta contraproducente, solo pretendo explicar brevemente por qué justifico la práctica violenta contra el sistema de dominación.
La lucha social en México ha venido tomando un fuerte auge en los últimos años, donde los anarquistas están más vivos que nunca con su firme labor de lucha, de destrucción generalizada del estado-capital, autentico enemigo de la libertad. Debido a las experiencias históricas, no solo en el país, sino en gran parte del mundo, vemos que sumergidos en un “pacifismo estéril” o una “violencia irracional” nunca se concretará dicha destrucción, solo un entretenido y triste espectáculo digno de aparecer en la Mass Media que ostentosamente dirige el poder en turno.
¿Es necesaria la violencia? Creo que si es por nuestra liberación, de manera inteligente y sin aprovecharse de ésta para cuestión de intereses personales, la respuesta es sí, porque la única forma de defendernos es con un buen ataque, respondiéndoles con la misma y al doble, ojo por ojo.  Y ya que a lo largo de nuestras vidas, y la de nuestros abuelos y bisabuelos, el sistema se ha encargado de golpear, torturar y asesinar a quienes estén en contra de sus intereses, es que veo justificada la práctica violenta en oposición contra el sistema. Aquí es importante aclarar que cuando hablo de violencia me refiero a un método de autodefensa contra la estructura irracional del poder, pues es este mismo quien de la mano de su “legitima” practica fascista, violenta a todo lo que este en desacuerdo con su ambición de dominio.
En lo personal, me inclino por la violencia desde la perspectiva teórica-práctica de la Tendencia Informal del Anarquismo, no apostando por viejos y caducos diagramas de organización, sino más bien replanteándonos diariamente el objetivo en turno, repensar la anarquía, y actuando en permanente conflictividad contra el sistema de dominación mediante grupos de afinidad incendiaria y/o armada (las armas no son el problema, sino quien las porta y para que las usa) haciendo de ésta una práctica lógica de combatir a la violencia sistémica con la violencia antagonista, pues como personas que queremos un cambio en lo social, político, cultural y económico nos es necesario oponernos de manera contundente, utilizando todo lo posible a nuestro alcance, siempre cuestionándonos nuestro actuar realizándonos una autocrítica, y a conciencia, entrar en ruptura con los vicios personales que nos mantienen bajo el yugo esclavizador.
Es importante hacernos valer también de la crítica concreta, saber el terreno que pisamos, y asimismo, como ponerlo en práctica, ser consecuente; esto para no caer en prácticas inocuas y desgastantes donde no se lograra el cambio deseado. Otro importante factor es liberarnos del terrorismo psicológico que el estado busca filtrar dentro de nuestras mentes, el del miedo a pensar, hablar y actuar contra sus propios intereses.
Para quien pudiera parecerle contradictorio el uso de la violencia desde el anarquismo, es menester aclarar que parte del fundamento común de la practica ácrata es llegar a la eliminación de la violencia, por eso se esmera en la destrucción de la centralización del poder de cualquier denominación y nacionalidad. Como anarquistas somos antimilitaristas y antibelicistas, mas eso no significa que debamos ser pacifistas, es decir, estamos en oposición a las guerras del capital, mas no a las guerras contra el capital. Si luchamos por nuestra total liberación no podemos andarnos “tibios”, o somos o no somos, no dejemos de lado la crítica personal y a conciencia de que es lo que realmente queremos y de cómo lo vamos a hacer. Cambiemos la apatía por la rabia activa.

El Chivo Loco

NUEVE PROPUESTAS PARA...

 "...el suceso de una fiesta, la embriaguez de la comunidad, el secreto de la
 pérdida de la personalidad entre la multitud, de la unio mystica de la alegría".
HERMANN HESSE, El Lobo Estepario.

1. Las organizaciones formales con su normatividad, estructura burocrática, tiempos y procedimientos responden al lapso histórico de la modernidad. Este lapso histórico de superproducción y especulación bancaria, dio pie necesariamente a la centralización política y económica como dispositivo que permitió administrar la disciplina de millones de personas dentro de múltiples aparatos con distintas características. Las federaciones anarquistas, partidos social-demócratas, comunistas, sindicatos y otros organismos creados para la revolución no escapan de este proceso; con sus tiempos, sus congresos, comisiones, y demás órganos terminan por delegar en un cuadro administrativo la misión de hacer prevalecer las ordenanzas generales y estatuidas. Del mismo modo que el estado moderno con su aparato gubernamental intenta representar la sociedad dentro de su territorio, las organizaciones proletarias al luchar contra la dispersión de la clase pretenden convertirse en representantes "verdaderas y únicas" de los trabajadores.

2. El despliegue socio-histórico del capitalismo como régimen social determina su reestructuración post- industrial y globalizada. Advienen con ello las nuevas tecnologías, la automatización, la desindustrialización, la precariedad laboral, la desocupación, la pérdida de identidad y disolución del proletariado, la reducción de costos, el colapso ambiental, la homogenización cultural y una mentalidad consumista, apática y conforme. Un nuevo orden mundial hegemónico con un poder descentrado y en red asiste a los funerales del estado-nación, transitando éste a un nuevo tipo de soberanía Imperial donde el capital multinacional es ley, sin que esto suceda aún en definitiva. 

3. En nuestro país existen todavía bastiones de la vieja soberanía, aunque cada vez más nos insertamos en una lógica supranacional irreversible. Las modificaciones militares contenidas en el ASPAN y el Plan México dan cuenta de ello. En lo económico la inserción a la OMC (antes GATT) fue la puerta que nos colocó en dicha lógica, mientras que las distintas privatizaciones, reformas constitucionales, la creciente desregulación financiera, los recortes a la inversión pública y la perdida de los derechos sociales transforman la composición gubernamental cediendo su soberanía territorial frente a un gobierno de alcance mundial. Ante esto parte de la resistencia se bate en lucha aun con los viejos métodos organizativos surgidos de una etapa histórica anterior, reproduciendo en su seno jerarquías, el culto a la personalidad, cerrándose a la discusión y traficando cuotas de poder dentro del sistema.  Como resultado, las organizaciones quedando dentro del espectro de poder buscan asegurar la eficaz administración de su capital político manteniendo su funcionamiento mediante estructuras monolíticas, mediatizadas, pesadas y portadoras de viejos discursos, convirtiéndose deliberadamente algunas, otras involuntariamente, en instrumentos de la política burguesa. Lo anterior cierra toda posibilidad de ruptura y por lo tanto de variaciones dentro de la vida cotidiana.

4. La transformación de las relaciones sociales como resultado de los procesos ya mencionados obligan a realizar cambios en los cuerpos revolucionarios. Frente a relaciones flexibles, difusas y fugaces la organización revolucionaria fluye y facilita encuentros informales que fomentan una ruptura con las relaciones de dominación existentes y consolidan nuestros deseos. Lo anterior implica la creación de situaciones solidarias y autogestivas como modo de atacar y transmutar la cotidianidad. La organización informal al estar en movimiento constante e inacabado y al facilitar relaciones cara a cara permite una mayor adaptabilidad a las fluctuaciones del conflicto, así como una serie de relaciones de complicidad y diversidad en las formas de comunicación, desencadenando con esto las afinidades y/o divergencias propias de una comunidad viva y dinámica.

5. Las afinidades agrupadas se convierten en núcleos para actividades concretas de solidaridad, para la creación de situaciones de autogestión cotidiana o para el conflicto. Núcleos constituyéndose y reconstituyéndose constantemente devienen en una multiplicidad de relaciones que diseminadas en un territorio y debidamente comunicadas se establecen como nodos de una vasta red para la acción revolucionaria. Esto aplica en un período de la lucha tanto para anarquistas como para no anarquistas, la finalidad no es reivindicar ficciones ideológicas sino posibilidades prácticas, la finalidad no es levantar una bandera sino incendiarla. En su caso las individualidades no anárquicas experimentan la autonomía y autogestión a través de acciones auto-organizadas que suelen conducir a la búsqueda de nuevos saberes y prácticas liberadoras. Por otro lado, la labor de aquellos que comparten principios teóricos elaborados radica, además del ensayo autonómico, en la aclaración teórica y práctica, en el análisis, difusión y profundización de la lucha, así como en la localización de rupturas posibles, sin que esto sea privativo sino más bien complementario y extensivo al movimiento social autónomo.

6. Consecuentemente la flexibilidad en las relaciones trae una movilidad nomádica, creativa, placentera y festiva que necesariamente nos encamina al viaje en todo sentido, al desarraigo local y a la búsqueda de más afinidades en la totalidad del espacio y en los intersticios donde ya se desarrollan proyectos autonómicos. El vagabundeo se convierte así en táctica precisa para una guerra social dislocada, brinda fluidez al tráfico de la información y es profundamente adaptable frente a la diferencia.

7. La represión, mediatización y recuperación sistémica de la lucha, así como el conformismo de esta sociedad nos orilla a experimentar nuevas modalidades que provoquen y aprovechen fracturas dentro del mapa de la explotación y la dominación. Si la norma en las relaciones sociales existentes significa reproducir el status quo, la creación de situaciones fuera del mismo implican nuestros deseos de autonomía. La búsqueda y experimentación dentro de zonas no reglamentadas por el estado-capital necesariamente será el resultado de nuestra movilidad y flexibilidad, mientras la desaparición y el secreto como dispositivo de libre elección de afinidades se vuelven una opción frente a cualquier sistema de control y disciplina.

8. Desaparecer o desertar quiere decir rechazar y huir del sistema de control que intenta en lo posible constituirnos como sujetos de una estructura inevitable, en esclavos voluntarios de cuerpo y mente para posibilitar la reproducción social de esta tragicomedia global. La circulación en un territorio casi clausurado para la resistencia se vuelve condición necesaria para nuestro deseo inmediatista de vivir la utopía. La metáfora de la separación de las aguas del mar rojo irrumpe como modo de explicar la huida del imperio, al mismo tiempo el éxodo revela la necesidad de caminar y experimentar alternativas de rechazo y revolución cotidiana.

9. El secreto se vuelve así táctica y estética para la movilidad y protección de nuestras utopías, pero a la vez nos ofrece la invisibilidad para aparecer y desparecer del escenario a voluntad. Huir rumbo al anonimato nos permite aparecer en el momento oportuno y dotarnos de cualidades y recursos necesarios para el éxtasis de la lucha. El acto de aparecer y desaparecer deriva en un eterno retorno en la experiencia combativa de la resistencia. Si las condiciones actuales de esta guerra social imposibilitan el enfrentamiento directo, nuestra lucha se convierte por lo mismo en una guerrilla discontinua y difusa de ataques en todo sentido al sistema y sus relaciones sociales. Aparecer y actuar a discreción es minar los cimientos ideológicos y a la vez evidenciar el simulacro espectacular de la normalidad democrática y la falsa paz social. El sabotaje se convierte entonces en uno de los lapsos destructivos de la lucha pero no en el único, la creación de nuevas relaciones sociales complementa la rueda de nuestro largo devenir revolucionario. En la experimentación de nuevos mundos en el dañado cascaron del viejo, la práctica autogestiva en el aquí y en el ahora nos permite tomar conciencia de lo que implica la autonomía y nos prepara para el autogobierno necesario en toda comuna emergente.


Protesta multitudinarias en Brasil 2014.

La “idea” flor de su tiempo*: contexto y elaboración de la noción de partido revolucionario en Bakunin.

La “idea” flor de su tiempo*: contexto y elaboración de la noción de partido revolucionario en Bakunin. Por Serón Marsellesa

Si bien es cierto las ideas de Bakunin no tuvieron grandes repercusiones organizativas en sus años de juventud, también es cierto que su acción en las revoluciones burguesas europeas de los 1840 le valió el reconocimiento de varios compañeros anónimos y otros no tanto, como lo fueron Herzen, Herwegh y Ogarev, con quienes a lo largo de su vida compartió amistad e ideas estéticas y revolucionarias.
A comparación de Proudhon, este no fue un escritor tan prolífico, muy al contrario, su actividad y literatura estuvo enfocada a sistematizar y organizar el movimiento anarquista revolucionario de la época[1], así como al análisis crítico de su época. Poco sin embargo, puede considerarse como una elaboración conceptual rígida y si una elaboración de principios bajo los cuales guiar una práctica revolucionaria consecuente.
Debemos entender que la actividad de Bakunin se vio opacada por su permanencia en las cárceles rusas y siberianas de 1849 a 1861, hecho que por su parte le dotó de una pasión y un impulso para desatar la más empecinada y sistemática campaña organizativa que se conozca hasta la fecha en el anarquismo revolucionario internacional[2].
El “Oso de Berna” como le llamaban, paso así durante esta época de una posición nacionalista, eslava y federalista, a un socialismo revolucionario decantado totalmente hacia el desencadenamiento de la anarquía popular, unas veces constructiva y otras abiertamente destructiva y con miras a una liquidación social del sistema dominante.
Es en 1864 cuando se sabe que después de su paso por Suecia, Paris y Londres llega a Florencia y Nápoles con la clara intención de diseminar entre las logias masónicas de aquellas ciudades su ideario antirreligioso.
De aquellos años datan una serie de programas, estatutos, cartas, esbozos de cartas y proyectos clandestinos que intentaban dar forma a lo que primero se denominó la Fraternidad Internacional y posteriormente la Alianza de la Democracia Socialista.
Este último grupo, evolución natural de la primera fraternidad, surge en 1867 a partir de las firmes intervenciones de Bakunin y sus camaradas en la Liga de la Paz y la Libertad, donde la democracia republicana italiana liderada por Mazzini –antiguo bonapartista- expone sus objetivos, frente a lo cual el ruso habrá de pronunciar un discurso de gran repercusión, mismo que posteriormente habría de ser publicado con el nombre de Federalismo, Socialismo y Antiteologismo[3].
Después de varias deliberaciones del grupo o los grupos secretos, la Alianza  ya como una organización publica decide ingresar en 1868 a la Internacional Obrera que ya venía organizándose principalmente en torno al Consejo General en Londres alrededor de la figura de Karl Marx y el empuje de los obreros franceses de tendencia proudhoniana.
Hasta ahora no se sabe si en el seno de esa Alianza pública coexistió un núcleo compacto de la antigua Fraternidad, es decir una Alianza secreta, lo cierto es que algunos manuscritos, cartas y programas así lo señalan, no tanto como una realidad internacional sino tal vez como el deseo de un grupo compacto y muy activo, organizado alrededor de la figura de Bakunin.
Lo que sí sabemos es que después de las intrigas de Utin, de Marx y Engels, y de que algunos de los papeles mencionados llegaran a sus manos, los elementos de la Alianza son expulsados en 1871 de la Internacional, no sin antes haber consolidado alianzas y núcleos en España, Suiza e Italia, así como fuertes influencias intelectuales en Bélgica y Francia[4]
Es de resaltar que hombres como los hermanos Reclus, James Guillaume, Carlo Cafiero, Farga Pellicer, Anselmo Lorenzo y Errico Malatesta dieron vida con su actividad y aportes a las ideas del anarquismo revolucionario de la época y a la propia Alianza. Lo que a su vez harían muchos combatientes de la Comuna de Paris, como Varlin y la propia Louise Michel, quien posteriormente abrazaría dichas ideas por la clara influencia anárquica de Proudhon y el aporte materialista de Bakunin.
Al parecer esto fue un detonante claro para las expulsiones que generó el Consejo de Londres, que bajo los auspicios de Marx decide enterrar la Internacional mandándola a Nueva York ante las escisiones tradeunionistas, la oposición belga liderada por Cesar De Paepe, los franceses proudhonianos y las secciones de posición claramente bakuninista.
Solo el Partido de la Social Democracia Alemana liderado por Liebknetch, Bebel y un grupo en Londres se mantienen en una línea marxiana, perdiendo así la hegemonía frente a un ala libertaria no del todo cohesionada ni con posiciones únicas.
En el fondo la lucha por la Internacional se resume en un combate ideológico entre una posición autoritaria y una libertaria. Esto lo tenía muy claro Bakunin, e incluso al sistematizar la idea de organización y pasar a la acción surge así la distinción entre la acción política de la clase obrera y la acción directa revolucionaria que tanto pregonaba[5].
Para la Liga de los Comunistas enclavada en Londres pero diseminada en varios puntos de Europa principalmente en Alemania, la organización del partido de la clase obrera resultaba de vital importancia para la permanencia y la victoria sucesiva de sus postulados[6].
Por ello, en el Quinto Congreso de la Internacional de los Trabajadores de La Haya en 1872, con una mayoría autoritaria, se resuelve no solo la aplicación de un centralismo sofocante para la actividad de las secciones y federaciones autónomas, sino también la ratificación del proyecto de la Liga como línea táctica, la acción política de la clase obrera enmarcada en partidos políticos para disputar el poder del estado a las clases poseedoras.
Claro que esto solo pudo ser posible con la expulsión de los Aliancistas suizos un año antes, la ausencia de la sección italiana -que no asistió en señal de protesta por las imposiciones del Consejo General de Londres- y de los franceses por los acontecimientos de la Comuna[7].
Así, para la camarilla marxiana la conquista del poder político debía ser en su momento el gran deber del proletariado, convirtiendo la Asociación Internacional de los Trabajadores en una herramienta para la conquista del poder del estado.
Muy al contrario el ala libertaria organizada alrededor de la Alianza de la Democracia Socialista rechazaba toda acción política que no tuviera absolutamente por “objetivo inmediato y directo el triunfo de los trabajadores sobre el capital”[8].
Para Bakunin, la diferencia de la política de los partidos políticos, a la política de los partidos revolucionarios[9], era que mientras los partidos políticos intentan reformar y transformar el estado, los partidos revolucionarios intentan por todos los medios la abolición del estado y de la propia política, esta como “el arte y la ciencia de dominar y explotar a las masas” para obtener algún privilegio sobre ellas[10].
Para el ruso, quedaba claro en su momento que la acción política, es decir, la participación parlamentaria e institucional “de forma inevitable arrastra y atrapa a sus partidarios, bajo el pretexto de la táctica política, a compromisos incesantes con los gobiernos y los partidos políticos”[11].
Al contrario,  la idea de partido revolucionario que sostenía el autor, mantenía la idea de autonomía y la provocaba en los hechos al impulsar la “ruptura completa con todos los gobiernos y todas las variedades de la política burguesa, dejando como único camino la revolución social”[12].
Para esto, decía, la tarea del partido de la revolución debía ser buscar la organización social y anti-política del proletariado urbano y rural, organizando en la práctica las fuerzas populares con el objetivo de destruir o liquidar el estado y, para que los distintos grupos sociales convencidos se organicen libremente de abajo a arriba.
Está tal vez por demás indicar que la organización social y anti-política se refiere a todas la relaciones, redes, grupos y sociedades que surgen espontáneamente no para el gobierno de unos sobre otros, sino para el desarrollo cultural, espiritual, artístico, económico y organizativo de la vida social.
El objetivo de los anarquistas entonces sería el “despertar, agrupar y organizar las fuerza populares”[13], no en base a órdenes o mandatos, sino a causa de “elaborar, aclarar y propagar ideas acordes con el instinto popular” y además el “contribuir con sus esfuerzos incesantes a la organización del poder natural de las masas, pero nada más…”[14], y bien decía que el resto debía y podía ser hecho por las propias masas insurrectas.
Como vemos, la organización de una minoría revolucionaria encarnada en la Alianza de la Democracia Socialista, se gestó por la necesidad de brindar a la Internacional un impulso revolucionario más allá de los cauces institucionales y con el claro objetivo de desencadenar una revolución social en la Europa de la segunda mitad de los 1800.
Estos eran a nuestro parecer, la parte más avanzada de la juventud y de los revolucionarios de la época, a tal punto de tener una importante participación, pero a su vez fatídica, en los acontecimientos de la Comuna de Paris y fundar toda una tendencia dentro de los movimientos sociales posteriores.
No es la finalidad de este escrito el realizar una lectura acrítica de los hechos y efectuar una interpretación descontextualizada de los mismos, tratando de traspasar la realidad europea de aquella época a la nuestra y las teorías elaboradas al calor de aquellos acontecimientos como si fueran doctrinas, más bien la intención estriba en reconocer las afinidades y las líneas de pensamiento que de una u otra forma se encuentran presentes ya sea como influencias ideológicas e incluso como pautas en nuestro actuar.
Por último, quisiéramos dejar una cita del propio Bakunin en el que con todo temple advierte sobre el tipo de tarea que le correspondía a su organización, una tarea que se antoja titánica, no solo de crítica al sistema dominante, sino también de aquellos que se dicen revolucionarios y sobre todo hacia la acción de la propia organización y hacia uno mismo:

“Una tarea enorme le corresponde a la organización: no solo preparar el triunfo de la revolución por la propaganda y la unión de las fuerza populares; no solo destruir en totalidad, con el poder de esta revolución, todo el orden económico, social y político existente; sino que además, tras vivir el triunfo… al día siguiente de la victoria popular, debe imposibilitar el establecimiento de todo poder estatal sobre el pueblo, hasta un poder que sería en apariencia el más revolucionario, incluyendo el suyo…”[15].

*  El titulo evoca a la afirmación de Proudhon quien sostiene que  “el ideal no es sino la flor, cuyas raíces están enterradas en las condiciones materiales de la existencia” en Fernández Paniagua, José María (2008) El materialismo de Bakunin o el verdadero idealismo. Periódico anarquista Tierra y Libertad Núm. 250, visto en:   
http://www.acracia.org/Acracia/El_materialismo_de_Bakunin.html




[1] Bakunin, Mijaíl (1978) Escritos de Filosofía Política Vol. 1. Comp. G.P. Maximoff. Ed. Alianza. España.

[2]Podemos decir que han existido campañas organizativas con grandes repercusiones a nivel internacional: a nuestro parecer se encuentra la de Bakunin con un impacto importante y que continuarían hombres como Malatesta y Kropotkin entre otros, reorganizando la antigua Alianza, desde la muerte de Bakunin hasta principios de los 1900; la anarcosindicalista desde el congreso de Amsterdam de 1907, la aparición de la AIT con su auge y declive en 1937;  la Plataforma Organizacional de los Comunista Libertarios de origen Makhnovista con seguidores en la España de 1937 con los Amigos de Durruti y en la Francia de antes de la 2da guerra mundial y después, con clara vocación dirigista y con participación importante en el nuevo siglo principalmente en los medios electrónicos, algo o mucho hay de bakuninismo en esta tendencia; y la tendencia informal con un crecimiento importante desde finales de 1970 y hasta la fecha, esta es a mi parecer con ciertos matices la más apegada a la visión de Bakunin, aunque también, al igual que el Plataformismo, suele caer en el dogmatismo teórico y pragmático.

[3] Bakunin, Mijail (1868) en: http://creandopueblo.files.wordpress.com/2011/08/bakunin-federalismosocialismoyantiteologismo.pdf

[4] Nettlau, Max. La Anarquia a través de los Tiempos. En: http://www.kclibertaria.comuv.com/lpdf/l063.pdf

[5] Garcia, Victor (1978). La Internacional Obrera. Ed. Jucar. España.

[6] Para todos es conocido la importancia que revestía para Marx el hecho de que sus teorías ganaran terreno en la realidad a través de hechos explícitos, en la carta del 20 de julio de 1870 a Engels decía “que... su (de la clase obrera alemana) supremacía en el teatro mundial sobre la francesa sería al mismo tiempo la supremacía de nuestra teoría sobre la de Proudhon”. Tal era el pensamiento ególatra y ciertamente poco abocado a la causa del que fuera uno de los grandes críticos del sistema capitalista.

[7] Garcia, Victor (1978) Op. Cit.

[8] Bakunin, Mijail (2011). La Libertad. Ed. La Voz de la An-arquia. Mexico.

[9] Era común en el siglo XlX utilizar la palabra partido para designar las ideologías antes que los hombres y los aparatos que las encarnaban.

[10] Bakunin, Mijaíl (1978) Escritos de Filosofía Política Vol. 2.  Comp. G.P. Maximoff. Ed. Alianza. España. Pág. 79.

[11] Bakunin, Mijaíl (1978)  Op. cit. Pág. 44.

[12] Ibidem.

[13] Mintz, Frank. ¿Obrar desde la base o acatar órdenes de supuestos sabios?: Breves reflexiones actuales sobre organizaciones de tipo bakuninista o autoritario. Pág., 2. En: http://www.fondation-besnard.org/spip.php?article1570

[14] Bakunin, Mijaíl (1978)  Op. cit. Pág.163.

[15] Mintz, Frank. Op. Cit. Págs., 3y 4.