Es necesario hacer un
balance de nuestra posición como anarquistas con respecto a la violencia. De
ninguna manera pretendo realizar una apología sobre su práctica, puesto que sin
fundamentos resulta carente de efectividad y hasta contraproducente, solo
pretendo explicar brevemente por qué justifico la práctica violenta contra el
sistema de dominación.
La lucha social en
México ha venido tomando un fuerte auge en los últimos años, donde los
anarquistas están más vivos que nunca con su firme labor de lucha, de
destrucción generalizada del estado-capital, autentico enemigo de la libertad.
Debido a las experiencias históricas, no solo en el país, sino en gran parte
del mundo, vemos que sumergidos en un “pacifismo estéril” o una “violencia
irracional” nunca se concretará dicha destrucción, solo un entretenido y triste
espectáculo digno de aparecer en la Mass Media que ostentosamente dirige el
poder en turno.
¿Es necesaria la
violencia? Creo que si es por nuestra liberación, de manera inteligente y sin
aprovecharse de ésta para cuestión de intereses personales, la respuesta es sí,
porque la única forma de defendernos es con un buen ataque, respondiéndoles con
la misma y al doble, ojo por ojo. Y ya
que a lo largo de nuestras vidas, y la de nuestros abuelos y bisabuelos, el
sistema se ha encargado de golpear, torturar y asesinar a quienes estén en
contra de sus intereses, es que veo justificada la práctica violenta en
oposición contra el sistema. Aquí es importante aclarar que cuando hablo de
violencia me refiero a un método de autodefensa contra la estructura irracional
del poder, pues es este mismo quien de la mano de su “legitima” practica
fascista, violenta a todo lo que este en desacuerdo con su ambición de dominio.
En lo personal, me inclino
por la violencia desde la perspectiva teórica-práctica de la Tendencia Informal
del Anarquismo, no apostando por viejos y caducos diagramas de organización,
sino más bien replanteándonos diariamente el objetivo en turno, repensar la
anarquía, y actuando en permanente conflictividad contra el sistema de
dominación mediante grupos de afinidad incendiaria y/o armada (las armas no son
el problema, sino quien las porta y para que las usa) haciendo de ésta una
práctica lógica de combatir a la violencia sistémica con la violencia
antagonista, pues como personas que queremos un cambio en lo social, político,
cultural y económico nos es necesario oponernos de manera contundente,
utilizando todo lo posible a nuestro alcance, siempre cuestionándonos nuestro
actuar realizándonos una autocrítica, y a conciencia, entrar en ruptura con los
vicios personales que nos mantienen bajo el yugo esclavizador.
Es importante hacernos
valer también de la crítica concreta, saber el terreno que pisamos, y asimismo,
como ponerlo en práctica, ser consecuente; esto para no caer en prácticas
inocuas y desgastantes donde no se lograra el cambio deseado. Otro importante
factor es liberarnos del terrorismo psicológico que el estado busca filtrar
dentro de nuestras mentes, el del miedo a pensar, hablar y actuar contra sus
propios intereses.
Para quien pudiera
parecerle contradictorio el uso de la violencia desde el anarquismo, es
menester aclarar que parte del fundamento común de la practica ácrata es llegar
a la eliminación de la violencia, por eso se esmera en la destrucción de la
centralización del poder de cualquier denominación y nacionalidad. Como
anarquistas somos antimilitaristas y antibelicistas, mas eso no significa que
debamos ser pacifistas, es decir, estamos en oposición a las guerras del
capital, mas no a las guerras contra el capital. Si luchamos por nuestra total
liberación no podemos andarnos “tibios”, o somos o no somos, no dejemos de lado
la crítica personal y a conciencia de que es lo que realmente queremos y de
cómo lo vamos a hacer. Cambiemos la apatía por la rabia activa.
El
Chivo Loco
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