miércoles, 11 de junio de 2014
Resistiendo y Existiendo Jamas Moriremos.
Para Todxs la Lucha, Para Todxs todo.
Tonantzin Coatlicue -Nuestra Venerada Madrecita Tierra, la de Falda de Serpientes-
lunes, 9 de junio de 2014
SOBRE LA VIOLENCIA
Es necesario hacer un
balance de nuestra posición como anarquistas con respecto a la violencia. De
ninguna manera pretendo realizar una apología sobre su práctica, puesto que sin
fundamentos resulta carente de efectividad y hasta contraproducente, solo
pretendo explicar brevemente por qué justifico la práctica violenta contra el
sistema de dominación.
La lucha social en
México ha venido tomando un fuerte auge en los últimos años, donde los
anarquistas están más vivos que nunca con su firme labor de lucha, de
destrucción generalizada del estado-capital, autentico enemigo de la libertad.
Debido a las experiencias históricas, no solo en el país, sino en gran parte
del mundo, vemos que sumergidos en un “pacifismo estéril” o una “violencia
irracional” nunca se concretará dicha destrucción, solo un entretenido y triste
espectáculo digno de aparecer en la Mass Media que ostentosamente dirige el
poder en turno.
¿Es necesaria la
violencia? Creo que si es por nuestra liberación, de manera inteligente y sin
aprovecharse de ésta para cuestión de intereses personales, la respuesta es sí,
porque la única forma de defendernos es con un buen ataque, respondiéndoles con
la misma y al doble, ojo por ojo. Y ya
que a lo largo de nuestras vidas, y la de nuestros abuelos y bisabuelos, el
sistema se ha encargado de golpear, torturar y asesinar a quienes estén en
contra de sus intereses, es que veo justificada la práctica violenta en
oposición contra el sistema. Aquí es importante aclarar que cuando hablo de
violencia me refiero a un método de autodefensa contra la estructura irracional
del poder, pues es este mismo quien de la mano de su “legitima” practica
fascista, violenta a todo lo que este en desacuerdo con su ambición de dominio.
En lo personal, me inclino
por la violencia desde la perspectiva teórica-práctica de la Tendencia Informal
del Anarquismo, no apostando por viejos y caducos diagramas de organización,
sino más bien replanteándonos diariamente el objetivo en turno, repensar la
anarquía, y actuando en permanente conflictividad contra el sistema de
dominación mediante grupos de afinidad incendiaria y/o armada (las armas no son
el problema, sino quien las porta y para que las usa) haciendo de ésta una
práctica lógica de combatir a la violencia sistémica con la violencia
antagonista, pues como personas que queremos un cambio en lo social, político,
cultural y económico nos es necesario oponernos de manera contundente,
utilizando todo lo posible a nuestro alcance, siempre cuestionándonos nuestro
actuar realizándonos una autocrítica, y a conciencia, entrar en ruptura con los
vicios personales que nos mantienen bajo el yugo esclavizador.
Es importante hacernos
valer también de la crítica concreta, saber el terreno que pisamos, y asimismo,
como ponerlo en práctica, ser consecuente; esto para no caer en prácticas
inocuas y desgastantes donde no se lograra el cambio deseado. Otro importante
factor es liberarnos del terrorismo psicológico que el estado busca filtrar
dentro de nuestras mentes, el del miedo a pensar, hablar y actuar contra sus
propios intereses.
Para quien pudiera
parecerle contradictorio el uso de la violencia desde el anarquismo, es
menester aclarar que parte del fundamento común de la practica ácrata es llegar
a la eliminación de la violencia, por eso se esmera en la destrucción de la
centralización del poder de cualquier denominación y nacionalidad. Como
anarquistas somos antimilitaristas y antibelicistas, mas eso no significa que
debamos ser pacifistas, es decir, estamos en oposición a las guerras del
capital, mas no a las guerras contra el capital. Si luchamos por nuestra total
liberación no podemos andarnos “tibios”, o somos o no somos, no dejemos de lado
la crítica personal y a conciencia de que es lo que realmente queremos y de
cómo lo vamos a hacer. Cambiemos la apatía por la rabia activa.
El
Chivo Loco
NUEVE PROPUESTAS PARA...
"...el suceso de una fiesta, la
embriaguez de la comunidad, el secreto de la
pérdida de la personalidad entre la multitud,
de la unio mystica de la alegría".
HERMANN HESSE, El Lobo Estepario.
1. Las organizaciones formales con
su normatividad, estructura burocrática, tiempos y procedimientos responden al
lapso histórico de la modernidad. Este lapso histórico de superproducción y
especulación bancaria, dio pie necesariamente a la centralización política y
económica como dispositivo que permitió administrar la disciplina de millones
de personas dentro de múltiples aparatos con distintas características. Las
federaciones anarquistas, partidos social-demócratas, comunistas, sindicatos y
otros organismos creados para la revolución no escapan de este proceso; con sus
tiempos, sus congresos, comisiones, y demás órganos terminan por delegar en un
cuadro administrativo la misión de hacer prevalecer las ordenanzas generales y
estatuidas. Del mismo modo que el estado moderno con su aparato gubernamental
intenta representar la sociedad dentro de su territorio, las organizaciones
proletarias al luchar contra la dispersión de la clase pretenden convertirse en
representantes "verdaderas y únicas" de los trabajadores.
2. El despliegue socio-histórico del
capitalismo como régimen social determina su reestructuración post- industrial
y globalizada. Advienen con ello las nuevas tecnologías, la automatización, la
desindustrialización, la precariedad laboral, la desocupación, la pérdida de
identidad y disolución del proletariado, la reducción de costos, el colapso
ambiental, la homogenización cultural y una mentalidad consumista, apática y
conforme. Un nuevo orden mundial hegemónico con un poder descentrado y en red
asiste a los funerales del estado-nación, transitando éste a un nuevo tipo de
soberanía Imperial donde el capital multinacional es ley, sin que esto suceda
aún en definitiva.
3. En nuestro país existen todavía
bastiones de la vieja soberanía, aunque cada vez más nos insertamos en una lógica
supranacional irreversible. Las modificaciones militares contenidas en el ASPAN
y el Plan México dan cuenta de ello. En lo económico la inserción a la OMC
(antes GATT) fue la puerta que nos colocó en dicha lógica, mientras que las distintas
privatizaciones, reformas constitucionales, la creciente desregulación
financiera, los recortes a la inversión pública y la perdida de los derechos
sociales transforman la composición gubernamental cediendo su soberanía
territorial frente a un gobierno de alcance mundial. Ante esto parte de la
resistencia se bate en lucha aun con los viejos métodos organizativos surgidos
de una etapa histórica anterior, reproduciendo en su seno jerarquías, el culto
a la personalidad, cerrándose a la discusión y traficando cuotas de poder
dentro del sistema. Como resultado, las
organizaciones quedando dentro del espectro de poder buscan asegurar la eficaz
administración de su capital político manteniendo su funcionamiento mediante
estructuras monolíticas, mediatizadas, pesadas y portadoras de viejos
discursos, convirtiéndose deliberadamente algunas, otras involuntariamente, en
instrumentos de la política burguesa. Lo anterior cierra toda posibilidad de
ruptura y por lo tanto de variaciones dentro de la vida cotidiana.
4. La transformación de las
relaciones sociales como resultado de los procesos ya mencionados obligan a realizar
cambios en los cuerpos revolucionarios. Frente a relaciones flexibles, difusas
y fugaces la organización revolucionaria fluye y facilita encuentros informales
que fomentan una ruptura con las relaciones de dominación existentes y
consolidan nuestros deseos. Lo anterior implica la creación de situaciones
solidarias y autogestivas como modo de atacar y transmutar la cotidianidad. La
organización informal al estar en movimiento constante e inacabado y al
facilitar relaciones cara a cara permite una mayor adaptabilidad a las
fluctuaciones del conflicto, así como una serie de relaciones de complicidad y
diversidad en las formas de comunicación, desencadenando con esto las
afinidades y/o divergencias propias de una comunidad viva y dinámica.
5. Las afinidades agrupadas se
convierten en núcleos para actividades concretas de solidaridad, para la
creación de situaciones de autogestión cotidiana o para el conflicto. Núcleos constituyéndose
y reconstituyéndose constantemente devienen en una multiplicidad de relaciones
que diseminadas en un territorio y debidamente comunicadas se establecen como
nodos de una vasta red para la acción revolucionaria. Esto aplica en un período
de la lucha tanto para anarquistas como para no anarquistas, la finalidad no es
reivindicar ficciones ideológicas sino posibilidades prácticas, la finalidad no
es levantar una bandera sino incendiarla. En su caso las individualidades no
anárquicas experimentan la autonomía y autogestión a través de acciones
auto-organizadas que suelen conducir a la búsqueda de nuevos saberes y
prácticas liberadoras. Por otro lado, la labor de aquellos que comparten
principios teóricos elaborados radica, además del ensayo autonómico, en la
aclaración teórica y práctica, en el análisis, difusión y profundización de la
lucha, así como en la localización de rupturas posibles, sin que esto sea
privativo sino más bien complementario y extensivo al movimiento social
autónomo.
6. Consecuentemente la flexibilidad
en las relaciones trae una movilidad nomádica, creativa, placentera y festiva
que necesariamente nos encamina al viaje en todo sentido, al desarraigo local y
a la búsqueda de más afinidades en la totalidad del espacio y en los intersticios
donde ya se desarrollan proyectos autonómicos. El vagabundeo se convierte así
en táctica precisa para una guerra social dislocada, brinda fluidez al tráfico
de la información y es profundamente adaptable frente a la diferencia.
7. La represión, mediatización y
recuperación sistémica de la lucha, así como el conformismo de esta sociedad
nos orilla a experimentar nuevas modalidades que provoquen y aprovechen
fracturas dentro del mapa de la explotación y la dominación. Si la norma en las
relaciones sociales existentes significa reproducir el status quo, la creación
de situaciones fuera del mismo implican nuestros deseos de autonomía. La
búsqueda y experimentación dentro de zonas no reglamentadas por el
estado-capital necesariamente será el resultado de nuestra movilidad y
flexibilidad, mientras la desaparición y el secreto como dispositivo de libre
elección de afinidades se vuelven una opción frente a cualquier sistema de
control y disciplina.
8. Desaparecer o desertar quiere
decir rechazar y huir del sistema de control que intenta en lo posible
constituirnos como sujetos de una estructura inevitable, en esclavos
voluntarios de cuerpo y mente para posibilitar la reproducción social de esta
tragicomedia global. La circulación en un territorio casi clausurado para la
resistencia se vuelve condición necesaria para nuestro deseo inmediatista de
vivir la utopía. La metáfora de la separación de las aguas del mar rojo irrumpe
como modo de explicar la huida del imperio, al mismo tiempo el éxodo revela la necesidad
de caminar y experimentar alternativas de rechazo y revolución cotidiana.
9. El secreto se vuelve así táctica
y estética para la movilidad y protección de nuestras utopías, pero a la vez
nos ofrece la invisibilidad para aparecer y desparecer del escenario a
voluntad. Huir rumbo al anonimato nos permite aparecer en el momento oportuno y
dotarnos de cualidades y recursos necesarios para el éxtasis de la lucha. El
acto de aparecer y desaparecer deriva en un eterno retorno en la experiencia
combativa de la resistencia. Si las condiciones actuales de esta guerra social
imposibilitan el enfrentamiento directo, nuestra lucha se convierte por lo
mismo en una guerrilla discontinua y difusa de ataques en todo sentido al
sistema y sus relaciones sociales. Aparecer y actuar a discreción es minar los
cimientos ideológicos y a la vez evidenciar el simulacro espectacular de la
normalidad democrática y la falsa paz social. El sabotaje se convierte entonces
en uno de los lapsos destructivos de la lucha pero no en el único, la creación
de nuevas relaciones sociales complementa la rueda de nuestro largo devenir
revolucionario. En la experimentación de nuevos mundos en el dañado cascaron
del viejo, la práctica autogestiva en el aquí y en el ahora nos permite tomar
conciencia de lo que implica la autonomía y nos prepara para el autogobierno
necesario en toda comuna emergente.
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Protesta multitudinarias en Brasil 2014. |
La “idea” flor de su tiempo*: contexto y elaboración de la noción de partido revolucionario en Bakunin.
La “idea” flor de su
tiempo*: contexto y
elaboración de la noción de partido revolucionario en Bakunin. Por
Serón Marsellesa
Si
bien es cierto las ideas de Bakunin no tuvieron grandes repercusiones
organizativas en sus años de juventud, también es cierto que su acción en las
revoluciones burguesas europeas de los 1840 le valió el reconocimiento de
varios compañeros anónimos y otros no tanto, como lo fueron Herzen, Herwegh y
Ogarev, con quienes a lo largo de su vida compartió amistad e ideas estéticas y
revolucionarias.
A
comparación de Proudhon, este no fue un escritor tan prolífico, muy al
contrario, su actividad y literatura estuvo enfocada a sistematizar y organizar
el movimiento anarquista revolucionario de la época[1],
así como al análisis crítico de su época. Poco sin embargo, puede considerarse
como una elaboración conceptual rígida y si una elaboración de principios bajo
los cuales guiar una práctica revolucionaria consecuente.
Debemos
entender que la actividad de Bakunin se vio opacada por su permanencia en las
cárceles rusas y siberianas de 1849 a 1861, hecho que por su parte le dotó de
una pasión y un impulso para desatar la más empecinada y sistemática campaña
organizativa que se conozca hasta la fecha en el anarquismo revolucionario
internacional[2].
El
“Oso de Berna” como le llamaban, paso así durante esta época de una posición
nacionalista, eslava y federalista, a un socialismo revolucionario decantado
totalmente hacia el desencadenamiento de la anarquía popular, unas veces
constructiva y otras abiertamente destructiva y con miras a una liquidación social del sistema
dominante.
Es
en 1864 cuando se sabe que después de su paso por Suecia, Paris y Londres llega
a Florencia y Nápoles con la clara intención de diseminar entre las logias
masónicas de aquellas ciudades su ideario antirreligioso.
De
aquellos años datan una serie de programas, estatutos, cartas, esbozos de
cartas y proyectos clandestinos que intentaban dar forma a lo que primero se
denominó la Fraternidad Internacional
y posteriormente la Alianza de la
Democracia Socialista.
Este
último grupo, evolución natural de la primera fraternidad, surge en 1867 a
partir de las firmes intervenciones de Bakunin y sus camaradas en la Liga de la Paz y la Libertad, donde la
democracia republicana italiana liderada por Mazzini –antiguo bonapartista- expone
sus objetivos, frente a lo cual el ruso habrá de pronunciar un discurso de gran
repercusión, mismo que posteriormente habría de ser publicado con el nombre de Federalismo, Socialismo y Antiteologismo[3].
Después
de varias deliberaciones del grupo o los grupos secretos, la Alianza
ya como una organización publica decide ingresar en 1868 a la Internacional Obrera que ya venía
organizándose principalmente en torno al Consejo General en Londres alrededor
de la figura de Karl Marx y el empuje de los obreros franceses de tendencia
proudhoniana.
Hasta
ahora no se sabe si en el seno de esa Alianza
pública coexistió un núcleo compacto de la antigua Fraternidad, es decir una
Alianza secreta, lo cierto es que
algunos manuscritos, cartas y programas así lo señalan, no tanto como una realidad
internacional sino tal vez como el deseo de un grupo compacto y muy activo,
organizado alrededor de la figura de Bakunin.
Lo
que sí sabemos es que después de las intrigas de Utin, de Marx y Engels, y de que
algunos de los papeles mencionados llegaran a sus manos, los elementos de la Alianza son expulsados en 1871 de la
Internacional, no sin antes haber consolidado alianzas y núcleos en España,
Suiza e Italia, así como fuertes influencias intelectuales en Bélgica y Francia[4].
Es
de resaltar que hombres como los hermanos Reclus, James Guillaume, Carlo Cafiero,
Farga Pellicer, Anselmo Lorenzo y Errico Malatesta dieron vida con su actividad
y aportes a las ideas del anarquismo revolucionario de la época y a la propia Alianza. Lo que a su vez harían muchos
combatientes de la Comuna de Paris, como Varlin y la propia Louise Michel, quien
posteriormente abrazaría dichas ideas por la clara influencia anárquica de Proudhon
y el aporte materialista de Bakunin.
Al
parecer esto fue un detonante claro para las expulsiones que generó el Consejo
de Londres, que bajo los auspicios de Marx decide enterrar la Internacional
mandándola a Nueva York ante las escisiones tradeunionistas, la oposición belga
liderada por Cesar De Paepe, los franceses proudhonianos y las secciones de
posición claramente bakuninista.
Solo
el Partido de la Social Democracia Alemana liderado por Liebknetch, Bebel y un
grupo en Londres se mantienen en una línea marxiana, perdiendo así la hegemonía
frente a un ala libertaria no del todo cohesionada ni con posiciones únicas.
En
el fondo la lucha por la Internacional se resume en un combate ideológico entre
una posición autoritaria y una libertaria. Esto lo tenía muy claro Bakunin, e
incluso al sistematizar la idea de organización y pasar a la acción surge así
la distinción entre la acción política de la clase obrera y la acción directa
revolucionaria que tanto pregonaba[5].
Para
la Liga de los Comunistas enclavada
en Londres pero diseminada en varios puntos de Europa principalmente en
Alemania, la organización del partido de la clase obrera resultaba de vital
importancia para la permanencia y la victoria sucesiva de sus postulados[6].
Por
ello, en el Quinto Congreso de la
Internacional de los Trabajadores de La Haya en 1872, con una mayoría
autoritaria, se resuelve no solo la aplicación de un centralismo sofocante para
la actividad de las secciones y federaciones autónomas, sino también la
ratificación del proyecto de la Liga como
línea táctica, la acción política de
la clase obrera enmarcada en partidos políticos para disputar el poder del
estado a las clases poseedoras.
Claro
que esto solo pudo ser posible con la expulsión de los Aliancistas suizos un año antes, la ausencia de la sección italiana
-que no asistió en señal de protesta por las imposiciones del Consejo General
de Londres- y de los franceses por los acontecimientos de la Comuna[7].
Así,
para la camarilla marxiana la conquista del poder político debía ser en su
momento el gran deber del proletariado, convirtiendo la Asociación Internacional de los Trabajadores en una herramienta
para la conquista del poder del estado.
Muy
al contrario el ala libertaria organizada alrededor de la Alianza de la Democracia Socialista rechazaba toda acción política
que no tuviera absolutamente por “objetivo inmediato y directo el triunfo de
los trabajadores sobre el capital”[8].
Para
Bakunin, la diferencia de la política de los partidos políticos, a la política
de los partidos revolucionarios[9],
era que mientras los partidos políticos intentan reformar y transformar el
estado, los partidos revolucionarios intentan por todos los medios la abolición
del estado y de la propia política, esta como “el arte y la ciencia de dominar
y explotar a las masas” para obtener algún privilegio sobre ellas[10].
Para
el ruso, quedaba claro en su momento que la acción política, es decir, la
participación parlamentaria e institucional “de forma inevitable arrastra y
atrapa a sus partidarios, bajo el pretexto de la táctica política, a
compromisos incesantes con los gobiernos y los partidos políticos”[11].
Al
contrario, la idea de partido
revolucionario que sostenía el autor, mantenía la idea de autonomía y la
provocaba en los hechos al impulsar la “ruptura completa con todos los
gobiernos y todas las variedades de la política burguesa, dejando como único
camino la revolución social”[12].
Para
esto, decía, la tarea del partido de la revolución debía ser buscar la
organización social y anti-política del proletariado urbano y rural,
organizando en la práctica las fuerzas populares con el objetivo de destruir o
liquidar el estado y, para que los distintos grupos sociales convencidos se organicen
libremente de abajo a arriba.
Está
tal vez por demás indicar que la organización social y anti-política se refiere
a todas la relaciones, redes, grupos y sociedades que surgen espontáneamente no
para el gobierno de unos sobre otros, sino para el desarrollo cultural,
espiritual, artístico, económico y organizativo de la vida social.
El
objetivo de los anarquistas entonces sería el “despertar, agrupar y organizar
las fuerza populares”[13],
no en base a órdenes o mandatos, sino a causa de “elaborar, aclarar y propagar
ideas acordes con el instinto popular” y además el “contribuir con sus
esfuerzos incesantes a la organización del poder natural de las masas, pero
nada más…”[14],
y bien decía que el resto debía y podía ser hecho por las propias masas
insurrectas.
Como
vemos, la organización de una minoría revolucionaria encarnada en la Alianza de la Democracia Socialista, se
gestó por la necesidad de brindar a la Internacional un impulso revolucionario
más allá de los cauces institucionales y con el claro objetivo de desencadenar
una revolución social en la Europa de la segunda mitad de los 1800.
Estos
eran a nuestro parecer, la parte más avanzada de la juventud y de los
revolucionarios de la época, a tal punto de tener una importante participación,
pero a su vez fatídica, en los acontecimientos de la Comuna de Paris y fundar toda
una tendencia dentro de los movimientos sociales posteriores.
No
es la finalidad de este escrito el realizar una lectura acrítica de los hechos
y efectuar una interpretación descontextualizada de los mismos, tratando de
traspasar la realidad europea de aquella época a la nuestra y las teorías elaboradas
al calor de aquellos acontecimientos como si fueran doctrinas, más bien la
intención estriba en reconocer las afinidades y las líneas de pensamiento que
de una u otra forma se encuentran presentes ya sea como influencias ideológicas
e incluso como pautas en nuestro actuar.
Por
último, quisiéramos dejar una cita del propio Bakunin en el que con todo temple
advierte sobre el tipo de tarea que le correspondía a su organización, una
tarea que se antoja titánica, no solo de crítica al sistema dominante, sino
también de aquellos que se dicen revolucionarios y sobre todo hacia la acción
de la propia organización y hacia uno mismo:
“Una
tarea enorme le corresponde a la organización: no solo preparar el triunfo de
la revolución por la propaganda y la unión de las fuerza populares; no solo
destruir en totalidad, con el poder de esta revolución, todo el orden
económico, social y político existente; sino que además, tras vivir el triunfo…
al día siguiente de la victoria popular, debe imposibilitar el establecimiento
de todo poder estatal sobre el pueblo, hasta un poder que sería en apariencia
el más revolucionario, incluyendo el suyo…”[15].
* El titulo evoca a la afirmación de Proudhon
quien sostiene que “el ideal no es sino
la flor, cuyas raíces están enterradas en las condiciones materiales de la
existencia” en Fernández Paniagua, José María (2008) El materialismo de Bakunin
o el verdadero idealismo. Periódico anarquista Tierra y Libertad Núm. 250,
visto en:
http://www.acracia.org/Acracia/El_materialismo_de_Bakunin.html
[1] Bakunin, Mijaíl (1978) Escritos de Filosofía Política
Vol. 1. Comp.
G.P. Maximoff. Ed. Alianza. España.
[2]Podemos decir que han existido campañas organizativas con
grandes repercusiones a nivel internacional: a nuestro parecer se encuentra la
de Bakunin con un impacto importante y que continuarían hombres como Malatesta
y Kropotkin entre otros, reorganizando la antigua Alianza, desde la muerte de
Bakunin hasta principios de los 1900; la anarcosindicalista desde el congreso
de Amsterdam de 1907, la aparición de la AIT con su auge y declive en
1937; la Plataforma Organizacional de
los Comunista Libertarios de origen Makhnovista con seguidores en la España de
1937 con los Amigos de Durruti y en la
Francia de antes de la 2da guerra mundial y después, con clara vocación
dirigista y con participación importante en el nuevo siglo principalmente en
los medios electrónicos, algo o mucho hay de bakuninismo en esta tendencia; y
la tendencia informal con un crecimiento importante desde finales de 1970 y
hasta la fecha, esta es a mi parecer con ciertos matices la más apegada a la
visión de Bakunin, aunque también, al igual que el Plataformismo, suele caer en
el dogmatismo teórico y pragmático.
[3] Bakunin, Mijail (1868) en:
http://creandopueblo.files.wordpress.com/2011/08/bakunin-federalismosocialismoyantiteologismo.pdf
[4] Nettlau, Max. La Anarquia a través de los Tiempos.
En: http://www.kclibertaria.comuv.com/lpdf/l063.pdf
[5] Garcia, Victor (1978). La Internacional Obrera. Ed.
Jucar. España.
[6] Para todos es conocido la importancia que revestía
para Marx el hecho de que sus teorías ganaran terreno en la realidad a través
de hechos explícitos, en la carta del 20 de julio de 1870 a Engels decía
“que... su (de la clase obrera alemana) supremacía en el teatro mundial sobre
la francesa sería al mismo tiempo la supremacía de nuestra teoría sobre la de
Proudhon”. Tal era el pensamiento ególatra y ciertamente poco abocado a la
causa del que fuera uno de los grandes críticos del sistema capitalista.
[7] Garcia,
Victor (1978) Op. Cit.
[8] Bakunin,
Mijail (2011). La Libertad. Ed. La
Voz de la An-arquia. Mexico.
[9] Era común en el siglo XlX utilizar la palabra partido
para designar las ideologías antes que los hombres y los aparatos que las
encarnaban.
[10] Bakunin, Mijaíl (1978) Escritos de Filosofía Política
Vol. 2. Comp. G.P. Maximoff. Ed.
Alianza. España. Pág. 79.
[11] Bakunin, Mijaíl (1978) Op. cit.
Pág. 44.
[12] Ibidem.
[13] Mintz, Frank. ¿Obrar desde la base o acatar órdenes
de supuestos sabios?: Breves reflexiones actuales sobre organizaciones de tipo
bakuninista o autoritario. Pág., 2. En: http://www.fondation-besnard.org/spip.php?article1570
[14] Bakunin, Mijaíl (1978) Op. cit.
Pág.163.
[15] Mintz, Frank. Op.
Cit. Págs., 3y 4.
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